Los consumidores y usuarios finales siguen esperando experiencias web y móviles más rápidas y dinámicas, basadas en las API. Sin embargo, cuanto más rápido se multiplican las API (a veces sin ninguna supervisión de seguridad), mayor es el riesgo para la infraestructura subyacente del servicio. Las soluciones específicas de seguridad de las API mitigan la explotación de vulnerabilidades, los errores de las API, los ataques DoS y DDoS, los fraudes de las API y otras nuevas amenazas contra ellas.
Las empresas modernas utilizan las API para ofrecer experiencias digitales rápidas y atractivas. No obstante, las API (que representan más de la mitad del tráfico de Internet que procesa Cloudflare) suponen nuevos riesgos, ya que permiten a terceros acceder a una aplicación. Este problema se ve agravado por ciclos continuos de implementación cada vez más rápidos, si se pasan por alto los procesos de seguridad.
La seguridad de las API protege contra los ataques centrados en las API que pueden exponer la lógica de las aplicaciones, perjudicar el rendimiento de las aplicaciones, revelar datos confidenciales y otras amenazas. En comparación con las servicios más comunes de seguridad de las aplicaciones web, las soluciones de seguridad de las API ofrecen un contexto empresarial más detallado y métodos de identificación, así como controles de verificación de la autenticación y la autorización.
Muchas organizaciones carecen de un inventario completo de sus API. Estas "API paralelas" pueden exponer los datos, introducir vulnerabilidades no actualizadas, incurrir en movimientos laterales y otros riesgos.
Los operadores de bots pueden atacar directamente las API en las que se basan flujos de trabajo como la creación de cuentas, la cumplimentación de formularios y la realización de pagos, a fin de robar credenciales o con otros fines.
El auge de la IA generativa supone riesgos potenciales, como la posibilidad de que las API de los modelos de IA sean vulnerables a los ataques y que los desarrolladores lancen código defectuoso generado por IA.
Protege las API dondequiera que se alojen, sin poner en riesgo la innovación y la productividad de los desarrolladores
Las organizaciones no pueden gestionar o proteger una API si no conocen su existencia. Identifica todos los puntos finales de API, incluidas las API paralelas, mediante modelos de identificador de sesión y de aprendizaje automático.
Los bots y los ataques DDoS que intentan explotar las API a fin de robar credenciales y dinero van en aumento, ya que estas suelen estar menos protegidas que las aplicaciones web. Evita el abuso de las API permitiendo solo el tráfico legítimo y validado.
Las vulnerabilidades de las API de las propias organizaciones o con integraciones de API de terceros pueden causar un acceso no autorizado a los datos. Consolida la protección contra la fuga de datos en todo el conjunto de aplicaciones SaaS, aplicaciones web y API.
Los errores de las API pueden indicar ciberataques o problemas de rendimiento de las aplicaciones (lo que, en última instancia, pueden impedir el tráfico legítimo). Entiende cómo están funcionando realmente las API y toma rápidamente las medidas más oportunas.
Bloquea las solicitudes de los clientes ilegítimos. Autentica y valida el tráfico de las API con los certificados mTLS, los tokens web JSON (JWT), las claves de API y los tokens OAuth 2.0.
Define el tráfico de API de referencia y evita los abusos con sugerencias de limitación de velocidad según sesión y por punto final y con la protección contra los ataques de denegación de servicio (DoS) de GraphQL.
Muchas violaciones de las API se producen porque los esquemas (es decir, los metadatos que definen una solicitud/respuesta de API válida) son permisivos. La validación de esquema bloquea las solicitudes incorrectamente formadas y las anomalías HTTP para aceptar solo las solicitudes de API válidas.
Detecta los datos confidenciales en las respuestas de las API procedentes de tu servidor de origen y recibe alertas por punto final.